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DADO RUVIC

Hacia una próxima invasión de Taiwán

A la hora del resurgimiento de los conflictos y de las amenazas nucleares, la voluntad de anexión de Taiwán por China es cada vez más apremiante.

¿Hay que temer una ofensiva inminente?

 

Aclaración sobre la situación geopolítica de este conflicto.

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Escrito por Rachel Ducept,

Traducido del francés por Héloïse Thouin.

Publicado el 27 de noviembre de 2022.

La actualidad política  reorganiza la invasión de Taiwán planificada por China. 

 

La presidente de Taiwan deja la presidencia de su partido tras una derrota en las elecciones locales. Más allá de un fracaso político, el resultado de esta elección da a entender un acercamiento entre Taiwán y China en un futuro cercano. La presidente taiwanesa Tsai Ing-wen había permitido llevar su partido PDP al poder, un partido que considera a Taiwán como una nación soberana.

 

Desde su toma de función, Pekín ha cortado todo tipo de medio de comunicación con Taiwán, y ha multiplicado paralelamente las señales de una invasión. Aunque Tsai Ing-wen sigue siendo la presidente de Taiwán, estas elecciones locales abren el paso a una victoria de la oposición a las elecciones presidenciales de 2024. El campo de la oposición está dominado por el partido del Kuomintang, más favorable a un acercamiento con China. Los intentos de acaparamiento chinos ya no serían bloqueados por un gobierno que ahora defiende con uñas y dientes su independencia. 

 

¿Por qué Taiwán no declara su independencia? 

 

Pues porque no es tan simple. En efecto, si Taiwán se volviera independiente de China, sería la chispa para una guerra. 

China adoptó en 2005 la “Ley anti secesión de la República Popular de China”. Su segundo artículo recuerda que Taiwán es una tierra china según Shangai: “Artículo 2. Existe una sola China en el mundo. La parte continental de China y Taiwán pertenecen ambos al mismo país”. 

 

Concretamente, esta ley da razones legales a las autoridades chinas para utilizar “medios no pacíficos” de represión de las voluntades independentistas taiwanesas. Es justamente lo que evocaba Xi Jinping en octubre, durante el vigésimo congreso del Partido Comunista Chino. No rechaza las posibilidades de recurrir a las fuerzas armadas en el caso que las vías diplomáticas se cansen. 

 

China utiliza palancas históricas para reivindicar la posesión de Taiwán. 

 

Tan pronto como se trate de Taiwan, los chinos encuentran los primeros mapas del siglo XXI. Estas dibujan una “lengua de buey” o “línea de los nueves puntos”, abarcando el conjunto del territorio marítimo que pertenecería a China. No obstante, en 2014, las autoridades añadieron un décimo punto a este mapa, incluyendo a partir de ahora a Taiwan. Además, China reivindica el conjunto de los archipiélagos presentes en el mar de China, deshonrando así la convención de Montego Bay de 1982 y arañando las ZEE de sus vecinos. 

 

Una estrategia de ofensiva preparada desde hace mucho tiempo por China

 

El EPL, o el Ejército Popular de Liberación de China, prepara meticulosamente la invasión de Taiwán en tres etapas bien definidas. 

La primera sería “relámpago” para evitar que los Estados Unidos reaccionen. Primero procediendo con ciberataques para debilitar los medios de comunicación del gobierno tawanes y para atacar los satélites americanos ubicados encima del Pacifico. Eso prepararía el terreno para un bloqueo total, y permitiría un “control del cielo”, lo que los rusos no lograron implementar en Ucrania. El objetivo: una destrucción total del conjunto de las infraestructuras de la isla. 

 

La segunda fase sería la “invasión principal”, realizada por bastiones anfibios. El primer blanco sería Taoyuan. Cuarta ciudad del país, esta beneficia de un aeropuerto internacional y de refinerías de petróleo. La última fase preve una “generalización” de los combates enviando tropas armadas al suelo en el conjunto de la isla. 

Héloïse Thouin

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